Cooperativas de Vivienda en Paraguay: Una Alternativa Colectiva a la Crisis Habitacional

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En Paraguay, el acceso a una vivienda digna se ha convertido en un desafío casi inalcanzable para miles de familias. Los elevados costos del mercado inmobiliario y la falta de políticas públicas efectivas han dejado a la población trabajadora con pocas opciones viables para adquirir un hogar propio. En este contexto, las cooperativas de vivienda han emergido como una solución innovadora y comunitaria que permite a muchas familias alcanzar el sueño de la casa propia.

El problema habitacional y la inaccesibilidad del mercado

El mercado inmobiliario en Paraguay está marcado por precios que superan ampliamente la capacidad de compra del trabajador promedio. Según datos del portal Info Casas, una vivienda de tres habitaciones y dos baños en ciudades cercanas a Asunción, como San Lorenzo o Villa Elisa, cuesta entre Gs. 400 y 800 millones. En la capital, los precios se duplican. Esta realidad se agrava al analizar la relación precio/ingreso, una métrica utilizada por expertos para evaluar la asequibilidad de la vivienda. Con un salario mínimo de Gs. 2.798.309 (aproximadamente 355 USD) y el costo promedio de una vivienda de 100m2 en Asunción en torno a 170,000 USD, la relación precio/ingreso asciende a 461 veces el salario mínimo, una cifra alarmante.

Las opciones de financiamiento tampoco resultan inclusivas. Los créditos hipotecarios presentan barreras de acceso significativas, con requisitos estrictos que excluyen a trabajadores independientes y a quienes perciben ingresos informales. A su vez, los programas estatales como “Mi Vivienda” o “Che Róga Porã” han sido cuestionados por su falta de transparencia y por no responder a las necesidades de la clase trabajadora.

Cooperativas de Vivienda: un modelo basado en la autogestión

Las cooperativas de vivienda se presentan como una alternativa que promueve la organización colectiva para acceder a una vivienda digna de manera asequible. Estas asociaciones sin fines de lucro se rigen por principios de democracia directa, autogestión, ayuda mutua y propiedad colectiva de la tierra. La toma de decisiones se realiza en asambleas de socios y socias, mientras que un consejo de administración y una junta de vigilancia garantizan la transparencia del proceso.

Víctor Pereira, investigador de la Universidad Nacional de Asunción, resalta que las cooperativas permiten a sus miembros participar activamente en el diseño, planificación y construcción de sus hogares. En muchos casos, los propios socios contribuyen con mano de obra, logrando un ahorro de hasta el 15% en costos de construcción y permitiendo reinvertir estos recursos en materiales de mejor calidad.

Regulación y experiencias exitosas

El modelo cooperativo de vivienda tiene su origen en Uruguay en 1966 y llegó a Paraguay en los años 2000. En la actualidad, está regulado por la ley 2329/03 y supervisado por el Instituto Nacional de Cooperativismo (INCOOP). La primera experiencia de este tipo en Paraguay fue la Cooperativa Kuarahy Rese de Aveiro, en Itá, que hoy cuenta con 300 viviendas y ha demostrado ser una alternativa efectiva al problema habitacional.

Zulma Rojas, expresidenta de la cooperativa, destaca que la vivienda no es solo un bien material, sino un derecho fundamental que facilita el acceso a otros derechos como la salud y la educación. Además, enfatiza el impacto positivo del modelo cooperativo en la comunidad, fortaleciendo la solidaridad y la autogestión.

Casos de éxito y expansión del modelo

La Central de Cooperativas de Viviendas de Ayuda Mutua del Paraguay (CCVAMP) agrupa a 18 cooperativas, beneficiando a entre 600 y 800 familias en diferentes localidades, como Mariano Roque Alonso, Caccupé y el Bañado de Asunción. Las cuotas de financiamiento, que varían entre Gs. 145.000 y Gs. 400.000, se ajustan a los ingresos de los socios, permitiendo que más familias accedan a una vivienda sin comprometer su estabilidad financiera.

Leidyd Romero, socia de la Cooperativa de Itá desde 2008, destaca el valor del modelo cooperativo más allá de la vivienda en sí. "No solo construimos casas, sino también una vida digna y comunitaria", señala. Además, enfatiza que este modelo ha permitido la inclusión de mujeres en la construcción, generando oportunidades laborales y promoviendo la igualdad de género.

Desafíos y perspectivas futuras

A pesar de sus éxitos, el modelo cooperativo enfrenta obstáculos como la falta de apoyo estatal y casos de mala administración. No obstante, sus promotores insisten en la necesidad de impulsar políticas públicas que fomenten y regulen estas iniciativas para garantizar su sostenibilidad y expansión.

Las cooperativas de vivienda en Paraguay no solo han demostrado ser una alternativa viable al problema habitacional, sino también un ejemplo de que la organización colectiva puede transformar realidades. En un país donde la vivienda propia es cada vez más inaccesible, estas experiencias nos recuerdan que el derecho a un hogar digno es un objetivo alcanzable a través de la solidaridad y la autogestión.