El cooperativismo: un pilar para la sostenibilidad de los tambos y el desarrollo local

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En un contexto marcado por los desafíos climáticos y económicos, las cooperativas tamberas en Argentina emergen como una herramienta clave para garantizar la sostenibilidad de los pequeños productores, el desarrollo local y la defensa de precios justos frente a las grandes empresas del sector lácteo.

Un 2024 de recuperación y esperanza

Luego de dos años afectados por la sequía, el 2024 representó un respiro para los tambos cooperativos. La combinación de una suba en el precio de la leche y una baja en los costos de los granos permitió mejorar los ingresos de los productores. Sin embargo, el cierre de tambos continuó siendo un problema crítico: por primera vez en la historia, el número de unidades productivas cayó por debajo de las 10.000 en todo el país.

“El sector no es ajeno a la falta de políticas agrarias. Si dejamos que el mercado regule, pronto tendremos muy pocos tambos robotizados orientados casi exclusivamente a la exportación”, advierte Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe).

Asociativismo e integración vertical: claves para el futuro

Ante la incertidumbre climática y económica de 2025, las cooperativas buscan consolidar modelos de integración vertical que les permitan mayor autonomía y sostenibilidad. Este enfoque incluye desde la producción de leche hasta su industrialización y comercialización directa al consumidor.

“La integración vertical nos permite proteger a los productores en tiempos difíciles y potenciar su capacidad cuando el escenario es favorable”, explica Luis Sola, vicepresidente de la Cooperativa Las Cañitas y tesorero de Fecofe. Las Cañitas, por ejemplo, se encarga de comercializar los productos elaborados por sus socios, transportándolos hasta Villa María, además de ofrecer insumos y servicios a sus asociados.

El rol del mercado interno y las políticas públicas

A pesar de la quita de retenciones a las exportaciones, el mercado interno sigue siendo el principal destino de la producción láctea. Sin embargo, la demanda interna continúa deprimida, afectando especialmente a los tambos pequeños. En contraste, grandes industrias como Mastellone registraron ganancias significativas gracias a las políticas de quita de retenciones, con beneficios netos de 56.000 millones de pesos en el primer semestre de 2024.

Para Volando, miembro de Fecofe, las políticas públicas deben enfocarse en combatir la informalidad en la cadena láctea y garantizar el acceso al crédito para pequeños y medianos productores. “La falta de financiamiento afecta especialmente a los productores que no pueden autofinanciarse, limitando su capacidad de inversión y crecimiento”, señala.

Expectativas para 2025

Con un verano seco y caluroso en el horizonte, las cooperativas enfrentan el desafío de mantener la producción y hacer reservas de pastura de calidad. De mantenerse la favorable relación de precios entre leche y granos, los productores podrían encarar un proceso de inversión más sólido que en 2024, aunque la demanda interna seguirá siendo un factor limitante.

En este escenario, el cooperativismo reafirma su importancia como herramienta para el desarrollo local, el trabajo digno y la defensa del precio justo. Más allá de las políticas de mercado, las cooperativas ofrecen un paraguas protector que permite a los pequeños productores enfrentar las dificultades y proyectar un futuro más sostenible.

Conclusión
Las cooperativas tamberas no solo representan una forma de organización económica, sino también una apuesta por un modelo más equitativo y solidario. En un sector cada vez más concentrado, el cooperativismo sigue demostrando que el trabajo colectivo es esencial para garantizar la viabilidad de los tambos, el desarrollo rural y la soberanía alimentaria del país.

Fuente: Tierra Viva AG