Featured

El cooperativismo en Mendoza: un modelo de crecimiento y sostenibilidad

Image

El modelo cooperativo sigue consolidándose como una herramienta clave para el desarrollo económico en Mendoza y Argentina. Su impacto abarca diversas industrias, desde la vitivinicultura hasta la electrificación rural, beneficiando tanto a pequeños como medianos productores y comunidades enteras.

El cooperativismo, que se basa en la colaboración y el apoyo mutuo, permite que muchos emprendedores enfrenten desafíos económicos y productivos que, de manera individual, serían inalcanzables. Este modelo se destaca por su capacidad para generar beneficios compartidos entre sus miembros, basándose en la transparencia y una gestión consensuada.

Claves del éxito cooperativo en Mendoza

Mendoza alberga un vibrante ecosistema de cooperativas, con más de 460 en distintos sectores. La vitivinicultura, a través de organizaciones como Fecovita y Acovi, es uno de los ejemplos más representativos, con una fuerte presencia en el mercado nacional e internacional. Sin embargo, el modelo cooperativo se extiende también a otros sectores como la salud, los servicios eléctricos y los seguros.

Federico Böhm, gerente general de la Cooperativa Farmacéutica (Cofarmen), destaca la importancia de la asociatividad como respuesta ante la concentración de mercados. En su opinión, las cooperativas no solo ayudan a sus miembros a sobrevivir, sino que promueven el crecimiento, permitiendo acceso a tecnologías y mejores condiciones comerciales.

Por su parte, Fabián Ruggeri, presidente de Acovi, subraya que las cooperativas nacen para enfrentar desafíos comunes, ofreciendo una alternativa sostenible para el desarrollo de pequeños y medianos productores. En este sentido, las cooperativas vitivinícolas juegan un rol crucial al ofrecer un esquema de producción y comercialización que permite a los viticultores centrarse en su actividad mientras delegan la elaboración y venta del producto.

La diversidad del cooperativismo en Mendoza

Los datos del Ministerio de Producción de la provincia revelan que el 34,5% de las cooperativas en Mendoza se dedican a la vivienda y urbanización, mientras que el 33,8% se enfocan en el trabajo, bienes y servicios. Las cooperativas vitivinícolas, un pilar de la economía regional, representan el 9,5%, y el sector de servicios a la producción, industria y comercio contribuye con el 14,66%.

Este movimiento cooperativo es diverso y flexible, permitiendo adaptarse a las necesidades de la región. Por ejemplo, la Cooperativa Eléctrica de Godoy Cruz, fundada en 1928, ha sido un motor de desarrollo comunitario, mientras que la Cooperativa de Electrificación Rural "Alto Verde y Algarrobo Grande" lleva electricidad a zonas alejadas, mejorando la calidad de vida de sus habitantes.

Desafíos y oportunidades

El cooperativismo también enfrenta retos importantes. Uno de los principales desafíos es la necesidad de modernizarse y profesionalizar la gestión, algo fundamental para mantenerse competitivo en un contexto económico globalizado. Böhm señala que la cooperación entre grandes y pequeñas cooperativas puede ser clave para superar estas dificultades, compartiendo conocimientos y buenas prácticas de gestión.

Otro obstáculo es la falta de reconocimiento del sector cooperativo en las políticas de apoyo a las pymes, lo que limita el acceso a ciertos beneficios fiscales y crediticios. No obstante, los líderes cooperativos siguen viendo un gran potencial en este modelo, que ha demostrado ser resiliente frente a crisis económicas y cambios en el mercado.

En conclusión, el cooperativismo en Mendoza es un motor de crecimiento que combina tradición con innovación. Su capacidad para adaptarse a las necesidades actuales y ofrecer soluciones colectivas frente a problemas económicos y sociales lo convierte en una alternativa sólida para el desarrollo sostenible en la provincia y el país.

Fuente: Diario Los Andes